lunes, 10 de junio de 2013

El valle de las rocas

      El Concejo de Dewin me había encomendado la misión de purificarlo. Mi primera reacción fue miedo, el valle de las rocas tenía una fama terrible. Pero mis maestros insistían. Por un lado pensé, qué esperaban al enviar a un dewin con solo un año de entrenamiento a un lugar como ese. Pero pensé que tal vez era una exageración, la leyenda del valle de las rocas llevaba más de quinientos años.
     El día había llegado, emprendería mi viaje. Los siete maestros dewin me habían preparado una ceremonia especial. El gran salón estaba iluminado por las antorchas, como siempre, pero ese día portaban el brillo de luz de cielo y luz platina, todo estudiante, del más joven al más anciano estaba presente, estábamos dispuestos en torno al centro. Mi maestro personalmente pidió que pasara al centro de la sala, hecho el llamado, se abrió mi camino en aquel mar de almas.
-Halef Finter, hoy partirás hacia el valle de las rocas, se te ha confiado la misión de su purificación, pero antes de emprender tu viaje, serás provisto de ciertos elementos que te ayudarán en el cumplimiento de esa tarea. Señores.-
     Los otros seis maestros se acercaron, cada uno portando un elemento. Me fueron entregados un bastón de luz nivel tres, una botella N° 6 de poción de Dalien, un detector espiritual, una banda thorken, espejo y máscara de luz.
-Te emos escogido para esta misión, no sólo por tu desempeño como estudiante, sino porque creemos firmemente que tus especiales cualidades son necesarias para la pacificación del valle de las rocas, cualidades que en ti son más destacadas que en cualquier otro guerrero.-
-¿Cuáles señor?-
-Lo sabes mejor que nosotros. Estamos firmemente convencidos de que tu alma salvará al valle de las rocas.-
Y así emprendí mi camino hacia aquel temido lugar.

     Luego de cinco días de viaje al oeste, podía ver a lo lejos como una cortina de oscuridad caía de frente a mí entre dos montañas, acabando gradualmente con el azul del cielo y el verde de los prados. Llegando al lugar me coloqué la máscara de luz. Tan pronto como pisé la oscuridad sentí que el piso bajo mis pies era pura roca, ningún árbol podría crecer en ese lugar.
     Esa atmósfera viciada de maldad era tal y como la describía la leyenda, No se oían más que gritos, latigazos propinados por personas de mal, que azotaban a otros en plena calle, los rugidos animales de almas humanas totalmente corrompidas, a tal punto que se habían convertido en hombres bestia. Sí, eso era lo que la máscara de la luz me permitía ver.
     Uno de ellos, un hombre bestia corría hacia mí enfurecido. Me puse en guardia, cerré mis ojos para concentrarme y así liberar mi energía para el primer golpe. Mi bastón de luz canalizó mi energía, incrementada además por la banda thorken en mi muñeca derecha. Un golpe directo que la envió a diez metros de mí. Ese fue el primer golpe de una cruenta batalla. La bestia quería quitarme la máscara de luz. Y no estaba sola. Poco tiempo después se le unieron todos los presentes en aquella calle. Las habilidades combinadas de mi espejo de luz apenas me sirvieron contra tantas almas.
     Alrededor de hora y media más tarde, cansado y herido, logré encontrar un callejón vacío. Allí gané el tiempo suficiente para tomar una gota de poción de Dalien y curar así mis heridas. Inmediatamente después me ocupé de usar toda mi energía para lanzar los conjuros que protegerían ese callejón de toda intrusión.
     Fue mi alojamiento durante los siguientes diez años. Cada día salía a purificar bestias y hombres, a quienes alojaba en torno a mi callejón para protegerlos, y tras cada batalla me ocupaba de curar mis heridas, viéndome forzado a usar la energía de mi propia vida para conjurar poción de Dalien cada vez que se acababa la botella. A veces tenía que luchar con mi propia mente para no convencerme de que mi misión era imposible.
     Recuerdo que llevaba tres largos años allí cuando una de las mujeres que salvé me llevó a su casa, decía que quería mostrarme algo. Cuando llegué la vi. La estructura de roca de colores gris y negro del lugar había sido reemplazada por una cristalina, de colores transparentados en gamas de azul y verde, brillante en todo su esplendor. Una anciana sentada en una silla rocosa me dirigió la palabra.
-Le agradezco tanto que se preocupe de este lugar… hubo un tiempo en que todas las casas de este valle eran como esta. Hasta que el mal irrumpió en los corazones de sus habitantes y el cristal de roca, que nos da nuestra luz se oscureció. Pero ahora usted está aquí joven, jamás creí que viviría para ver este día.- 

2 comentarios:

  1. Muy bueno!! Me recuerda a las aventuras de Merlin el estilo. Genial!

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    1. Sí, era la idea. Aunque no todos los elementos de poder de Halef son tomados de la magia oxidental, pero es la más notoria, sí.

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